Como sabéis, actualmente los centros disponen de autonomía pedagógica, de
organización y de gestión en el marco de la legislación vigente y elaboran sus
propias normas de organización y funcionamiento sin ningún tipo de código establecido.
En base a
estas premisas los centros tratan de adecuar sus tiempos escolares cuya
prioridad es, supuestamente, obtener un mejor rendimiento entre sus alumnos,
para lo cual colegios y familias votan para implantar la jornada que suponen
conveniente en sus centros. En este aspecto, ha habido numerosos enfrentamientos
entre partidarios y detractores que proponen todo tipo de argumentos a favor y
en contra de uno u otro horario. Es decir, mientras los profesores defienden la
jornada continua, algunas asociaciones de padres y madres reivindican la
jornada partida, dado que por cuestiones laborales no pueden atender
a sus hijos o ni siquiera ir a buscarlos a la escuela.
Respecto a los institutos, pocos cuestionan la generalización
de la jornada continua argumentando que por la mañana mejora el rendimiento y
la disciplina. Además, los alumnos pueden ir a comer a casa, con el consiguiente
ahorro para las familias en comedores, y por supuesto, disponen de la tarde “libre”
para la realización de deberes y extraescolares. No obstante, hay detractores
que insisten en que, con la jornada continua, se reducen las horas de patio y
la socialización resulta perjudicada, y además, aumentan los deberes debido a la compresión
del horario.
En definitiva, existe tal variedad de gustos cuya diversidad
es prácticamente inabarcable, que, por ello, y como he comenzado citando
al inicio del post, el departamento de Educación ha decidido dar carta blanca a cada escuela para que elija la jornada escolar que mejor se ajusta a los
intereses de su Comunidad Educativa. Sin embargo, me gustaría que
reflexionásemos acerca de las siguientes cuestiones: ¿En función de quiénes
toman este tipo de decisión? ¿Están teniendo en cuenta todos los factores? ¿Qué
piensan los alumnos acerca de estas medidas ya que son ellos los verdaderos
protagonistas?
Ahora solo nos queda esperar, pues el tiempo demostrará si esta
decisión ha resultado ser un acierto u otro fracaso más para la Enseñanza.
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