¡Felicidades
a todos! Y no es por vuestro cumpleaños, es por cada una de las
presentaciones que habéis preparado para la clase de Historia. No
sólo por el trabajo que sé que os ha conllevado como compañera que
soy, o por la genialidad que habéis mostrado cada uno de vosotros a
la hora de realizar esta tarea, sino también, por ese granito de
arena que habéis dejado para que hoy este escribiendo esto y quiera
compartirlo con todos vosotros.
La
tarea que aquí planteo es muy sencilla, sólo es una llamada de
atención. Esto se debe a que cuando yo terminé de preparar la
exposición llegué a algunas conclusiones propias. Algunas de ellas,
podrían ser superficiales, como la verificación del rumor de que
las “editoriales venden el mismo libro con diferente tapa”, que
la estructura del índice es más clara en un libro que en otro, que
las cronologías no están tan bien planteadas, etc. Y otras más
destacables. Sin embargo todas ellas también las habéis mencionado
vosotros, por eso me gustaría llamar la atención sobre estas
últimas.
Voy
a empezar por aquella que ya Oscar nos preguntó varias veces, y es
que todos mostramos una tendencia a que los libros de hoy en día
están mejor planteados que los de hace varios años. Quiero llamaros
la atención aquí, porque es posible que esta percepción venga
motivada por dos cosas. La primera es simplemente estética, son
libros cuyo formato es más claro frente al abigarramiento que
planteaban los libros anteriores. Algo muy sencillo de ver y
comprensible, cuanto mayor es la claridad más fácil para trabajar.
Por
otro lado, creo que todos estamos influidos por las nuevas tendencias
que nos están mostrando en el master, me explico. A la hora de
hablar sobre las actividades que aparecen en los libros de texto, nos
hemos fijado en aquellas que hacen más partícipes al alumno o las
que están relacionadas con las TIC. Esta claro que este cambio no lo
podíamos pasar por alto, pero yo me pregunto si por ello debemos
rechazar las antiguas actividades que hemos denominado “copia y
pega”. Y por qué digo esto.
Recuerdo
que algún profesor nos mandaba resumir el tema y realizar un número
de actividades que el libro proponía para que, al menos leyéramos
el tema y supiéramos de qué trataba. Puede ser ser que parezca ser
un “profe que se escaquea de su trabajo”(como Benjamín planteaba
con sus 65 actividades por unidad). Y así sería si o hiciera todos
los días. Sin embargo, creo que estas herramientas deben formar
parte de nuestro trabajo y no ser totalmente rechazadas, es decir,
utilizar los antiguos “busca en el texto las causas que... o las
consecuencias que...” o los simples “verdadero-falso”, pero que
no sean nuestra base y nuestra rutina.
Lo
que propongo es una conjugación de ambos, ya que si el alumno puede
estar cansado de que año tras años los libros presenten las mismas
actividades y no aparezca ninguna renovación, creo que también
puede llegar a ocurrir lo mismo con el nuevo planteamiento de
actividades, y sobre todo con las TIC. Pensad que un niño está todo
el día enganchado al móvil, al ordenador o a la tablet. Es posible
que al ir al aula y ver actividades relacionadas con ellas le resulte
más atractivo, pero cuando es día tras día y además, ve que en
aula trabaja con los mismos materiales con los que se divierte, puede
terminar aburrido de ellos o que no llegue a diferenciar entre lo que
puede ser ocio de lo puede ser una responsabilidad.
He
de añadir que, es posible que nos encontremos alumnos con
dificultades para leer textos, ya que por lo que observo en mi
entorno, la lectura resulta más atractiva en edades muy tempranas o
en edades ya avanzadas, como el último año de bachillerato. Sus
lecturas se limitan a Whatsapp o comentarios de Twitter, Facebook o
Instagram. En cuanto le ofreces un texto de una página se pierden,
les cuesta mucho entender aunque sea una idea principal. Por eso
creo, que aquellas actividades de comentar lo que dice el texto, que
causas o consecuencias aparecen, etc puede resultar útiles, aunque
sea planteadas de una manera más amable y no tan áspera como en los
libros de antaño.
Solo
os sugiero que reflexionemos, que tengamos cuidado con lo que el
máster nos está enseñando. Que no dudo que sea lo correcto, pero
que no caigamos en la tentación de que por ser algo novedoso es
mejor que lo anterior. Si no que aprendamos a que hay varias
herramientas y que podemos ponerlas en práctica según la
necesitemos.
Para
no aburriros con una lectura tan larga, y que tengáis tiempo de
pensar en lo que aquí propongo, os dejo las siguientes propuestas
para otro día.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo Lydia. Debemos reflexionar y tener nuestro propio criterio. No todo es blanco o negro sino que la variedad y la diversidad de métodos y didácticas es lo que enriquecerá nuestra enseñanza día a día. Con respecto a lo del análisis de los libros de texto, creo que la mayoría hemos sido "victimas" de esos libros con sus reiterativas preguntas y actividades sin sentido. Es verdad que los nuevos métodos nos resultan más atractivos por las novedades que proponen, y de las que nosotros no pudimos disfrutar, pero al fin y al cabo, muestran las mismas carencias o incluso más que los de hace años
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