viernes, 11 de noviembre de 2016

  Este año 2016 se conmemora el cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes. Por ello se han creado diversas actividades entorno a este escritor. Desde los simples carteles que el ayuntamiento de Madrid exponía en las marquesinas publicitarias o de autobuses a principio de año, pasando por múltiples eventos culturales como representaciones teatrales -El caballero de la triste figura en el Teatro Canal-, y las clásicas exposiciones sobre la vida y obra del autor. Y es en una de estas últimas en la que me quiero detener.

  Con motivo de la festividad del 9 de noviembre, pude obtener un poco de tiempo libre y decidí ir a ver una exposición sobre beatos a la BNE (Biblioteca Nacional de España). Una vez allí, al entrar me llamó la atención un folleto de color rojo, así que lo tome y lo abrí. Muy brevemente me hablaba del hilo argumental de la exposición: la presentación de dieciséis personajes de la obra literaria de Miguel de Cervantes, pero lo más destacado era como según ibas desplegando aquel pequeño acordeón, iban apareciendo los dibujos en él, que a su vez eran muy llamativos por los colores utilizados.

  Pero la llamada de atención no quedaba solo en este papel, sino que al ir a buscar la exposición de beatos se pasaba por delante del acceso a la exposición cervantina y te invitada a entrar. Y no de cualquier manera, sino que parecía que corrías una cortina para adentrarte a un mundo mágico. Esta atmósfera está presente durante toda la visita.

  Una vez dentro, con toda mi atención acaparada en cada una de las figuras a tamaño real que allí se encontraba, me volví una niña: había máscaras y disfraces para convertirte en los personajes, juegos ópticos donde tu físico cambiaba, mirillas por las que asomar... Y como no, las tradicionales cartelas, pero tenían algo más. En ellas se presentaba a los personajes hablando de la característica del mismo, lo que en muchas ocasiones eran bromas lo que allí leías. Y todo esto esto se acompaña de un breve video que habla de la vida del autor, muy ameno para obtener una visión panorámica de su biografía.

  Encantada es poco para como salí de aquella vivencia. Y es una lástima que sea una exposición temporal, porque me parece maravillosa para acercarse tanto a Miguel de Cervantes, como a los espacios en los que se representaban sus obras (los corrales de comedias) y sobre todo, por la atracción hacia la lectura de las obras de Cervantes, ya que sales con ganas de saber que es lo que le pasó a cada uno de los personajes presentados para que tengan esa cartela tan humorística.


  Así que para terminar, si tenéis un pequeño hueco, mi recomendación para que acudáis a verla y más si tenéis niños, que son los que más van a disfrutar y será una exposición que no olvidarán.

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