martes, 18 de octubre de 2016

"La Historia no hay que aprenderla, hay que entenderla"

Ser profesor no debe ser fácil, puesto que hay multitud de factores que inciden en esta profesión, como por ejemplo la multiculturalidad en una misma aula. ¿Cómo se debería enfocar pues, la Historia si hay alumnos musulmanes y católicos? ¿Cómo se explica que, en las imágenes católicas donde se presenta a Mahoma en el infierno no son más que publicidad contra el islam? Las imágenes no son inocentes, pues consiguen lo que buscan: calar hondo en el pensamiento de la sociedad. Podría poner cualquier otro ejemplo, pero a éste le encuentro especial atractivo, ya que, tras ver la película de La profesora de Historia, me ha gustado la manera tan firme y segura con la que ha contestado, llegando incluso a calmar a los alumnos musulmanes enfadados porque para ellos representar a su Dios en el infierno es una ofensa.
El método educativo de Gueguen (la profesora) es brutal, además de significativo. Ella confía en todos y cada uno de sus alumnos, sin discriminar. Es persuasiva, a la vez que paciente, pues son dos valores que, en la enseñanza, son muy importantes. De esta manera se consigue una participación activa del alumnado, independiente de sus capacidades; se consigue la colectividad en las aulas, pues se integran y se relacionan entre ellos, con el objetivo de que cada uno de los alumnos consiga construir su propia opinión de las cosas. Su sistema de enseñanza resulta interesante porque es innovador, ya que se sale de la enseñanza tradicional de dictados y libros. Va mucho más allá de lo que se puede dar por entendido dentro de un aula, les hace ser partícipes de la Historia, les motiva a investigar, a ser creativos, a pensar y opinar. Esto es lo que debería ser la enseñanza en general, todos deberían hacer de sus clases una interacción grupal entre alumno y profesor.
Por tanto, como se menciona al principio, ser profesor no debe ser fácil, ya que cada alumno requiere de una atención diferente; se deben usar medios educativos afines a ellos y no dejar a nadie atrás. En varias ocasiones, en clase se ha hablado sobre el atractivo que causa temas como el nazismo en los alumnos adolescentes. Llama la atención que, en la película, el tema que usa la profesora para atrapar a sus alumnos es indagar sobre los testimonios de los niños y adolescentes en los campos de concentración. De esta manera se despierta la inquietud de querer saber más, e incluso se llega a la frustración, pues resulta chocante saber que niños con la misma edad que muchos de ellos hayan sufrido tales acontecimientos. Merece la pena ver la película, así como otros documentos que reflejan la rebeldía en las aulas o el fracaso educativo, pero ésta en especial, motiva e ilusiona. 


3 comentarios:

  1. Buenas tardes Carmen:
    ¡enhorabuena! Has roto el hielo del blog. A ver si todo el grupo se anima a seguir escribiendo.
    Estoy muy de acuerdo con lo que señalas. Hay que confiar en los estudiantes, nos sorprenden e ilusionan a partes iguales. La profesora consigue atraerlos desde intereses cercanos, lo que en términos pedagógicos se conoce como "zona de desarrollo próximo" (Vytgoski).

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  2. Personalmente, la película me abrumó. Hay en ella muchas cosas que resaltar, como bien haces Carmela. Yo me quedo con la idea de que lo "pequeño" puede con lo "grande". Con el cómo una simple profesora, con recursos muy limitados, es capaz de crear una unión sólida entre alumnos diversos y, en principio, llenos de prejuicios. Gueguen logra romper los pequeños grupos para crear uno muy grande y además consigue despertar el interés de toda una clase que es tachada como imposible por el resto del personal. Hay muchas clases similares a la de la película; ojalá todas ellas pudiesen contar con la implicación de profesores así.

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